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Marta Sanz alerta sobre los estereotipos que funcionan en la sociedad para demonizar el trabajo y el pensamiento de las mujeres

Contra todos los pensamientos construidos. Construidos falsamente, sin repensarlos. Así se podría haber titulado la sesión de Filosofía cara a cara, que enfrentó, espacialmente hablando, a la escritora Marta Sanz con alumnos de educación secundaria en la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu, en el edificio Sant Miquel dels Reis, hoy un precioso lugar, antes una terrible cárcel. La autora de libros como Monstruas y centauras  o Susana y los viejos,  pronunció una conferencia en el Festival de Filosofia València Pensa, en la que llamó a “corregir situaciones en las que las mujeres son sistemáticamente maltratadas”, remarcando “que nadie debe sentirse disminuido porque a las mujeres se las proteja”. En su conferencia estuvo  acompañada por Francesc Bononad, director del Festival, y por Everilda Ferriols, directora de la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu.

Sanz rompió a hablar defendiendo las Humanidades, “que ayudan a pensar en un mundo de ruido”. Se refería al diálogo televisivo. Para contrarrestar, animaba a los jóvenes al estudio de los textos “para aprender a conversar, escuchar, empatizar y combatir el discurso del odio”. Jóvenes, a los que llamó privilegiados, por poder ejercer de contrapeso. Con una llamada, de paso, a los docentes, “que tienen la obligación de explicar qué tipo de valores se están transmitiendo”, y de paso también, una crítica a la reforma educativa que obliga a que los másters sean de pago. Se refería a una pregunta que formularon los jóvenes sobre el reguetón, y tras señalar que ella está en contra de las prohibiciones de los constructos culturales, y a favor de su lucha crítica. “No hay que prohibir, hay que enseñar a leer”, aseveró. “Nuestra libertad tiene que ver con la reflexión”, añadió. 

La escritora explicó el origen de su ensayo Monstruas y centauras. “Nace a raiz de tres acontecimientos:  el Me Too, la carta de las intelectuales francesas en respuesta, y la huelga feminista del 8 de marzo de 2018”. En el libro, Sanz reflexiona sobre “cómo posicionarse” y “cómo «proteger» la lucha feminista de la simplificación y comercialización de un capitalismo que lo puede absorber todo”. En su libro piensa también sobre las cuotas y el poder, para llegar a la conclusión de que quizás lo que deba modificarse sea la noción de poder misma…”

 

“Tu no eres feminista perquè eres simpàtica”

Marta Sanz contó una anécdota cuando presentaba su novela Daniela Astor y la caja negra en Palencia. Se le acercó una mujer, y le dijo la frase que se lee arriba. Conclusión. Alerta constante sobre los estereotipos que funcionan en la sociedad para demonizar el trabajo y el pensamiento de las mujeres. “Que la duda, que es buena porque nos ayuda a pensarnos, no te paralice para la lucha con acciones transformadoras, contra toda clase de desigualdades”, añadió.

La suya es la línea tradicional canónica del ensayo desde Montaigne pasando por su referente español, el padre Feijoo, que decía que “la experiencia exige, y, por tanto, desarrolla, la sagacidad para atinar en la elección y planteo del experimento; la perspicacia para captar todas las circunstancias que pueden influir en él; la constancia para realizarlo el número de veces necesario hasta obtener unos resultados válidos; la precaución para desenmascarar cualquier factor aleatorio; raciocinio para comparar unos experimentos con otros, y diligencia para no concluir superficialmente una afirmación engañosa”. Feijóo, que por cierto fue defendido por el rey Fernando VI, que por real decreto, en 1750, prohibió que se le atacara, “intenta criticar, censurar, desvelar las supersticiones comunes”, explicó Sanz, “porque la gente piensa a partir de prejuicios y frases hechas”. Y es que entre los temas que el benedictino abordó también estaba el discurso «Defensa de las mujeres» publicado en el tomo I del Teatro crítico, considerado el primer tratado feminista español.

La ideología invisible 

De ahí, a los ejemplos prácticos. Marta Sanz, consciente de que “los que escribimos sacamos a la luz la ideología invisible, que es la misma que la hegemónica que no se ve, que no se nota, que parece que no sea ideológica y que no se puede combatir, porque la tenemos normalizada”, citó a autores como Slavoj Žižek, Virgine Despentes, o Laura Freixas con su polémica acerca de señalar la novela Lolita de Nabokov como libro machista. También a Rafael Gumucio, que le responde. “La polémica intelectual es enriquecedora”, señaló. En su opinión, “es bueno que los libros estén en el plano público, libros de todo tipo. Podemos hacer la crítica a la ideología escondida en los libros sabiendo que nosotros también leemos desde los mimbres ideológicos”. También citó a Mary Cholmondeley, y su novela Un guiso de lentejas, en la que aparece un personaje llamado Hume, consciente de su vulnerabilidad. Le servía para señalar las masculinidades también condenadas por el patriarcado, como crítica a la educación heteropatriarcal asignando roles “que nos hacen igual de desgraciados a todos”. En su opinión, lo que ocurre es que existe un sector de la sociedad “que tiene miedo a que les quiten sus privilegios y sentirse desplazados, y que sienten que la mujer con protagonismo en la vida publica es una manera de presión, individuos conservadores que no quieren levantar sus posaderas del asiento que tienen”. 

Monstruas y centauras

Para Marta Sanz, su ensayo Monstruas y centauras “desdice algunos elementos de la ideología invisible”. Se refería a los lugares comunes en prensa: “el machismo y el feminismo son lo mismo pero al revés. Eso es un fake”, dijo. Según sus definiciones, “el machismo es una enfermedad, una lacra social que parte de la base de que hombres y mujeres somos desiguales, y esa desigualdad es una desventaja, consecuencia de la práctica de sistemas económicos, políticos y sociales perversos”.  Es por eso que señaló la importancia de relacionar los asuntos de género con lo económico. Y dijo en enumeración: “Son un desprecio para el cuerpo de las mujeres:

  1. Los salarios más bajos
  2. El índice de mayor paro
  3. La temporalidad laboral
  4. El riesgo de exclusión y pobreza”.

El feminismo, dijo, “es un discurso corrector para que las mujeres no sufran desventajas publicas o privadas”. También reflexionó sobre el concepto de persona, que utilizó el cantante Bustamante en la televisión. Sanz rechazó esa fórmula desde la crítica a los modelos televisivos que se hacen “con alarde de ignorancia, metarelatos en detrimento del concepto de conocimiento”, y no tanto “por lo básico afectivo”.

La posibilidad de ofensa

Según la autora, en su ensayo, los personajes femeninos no son edificantes sino “muy autocríticos con sus  comportamientos machistas. Un esfuerzo cotidiano, -dijo-, porque yo misma me doy cuenta de la cantidad de actitudes que tengo sin darme cuenta”. Su argumento iba en el sentido de llamar la atención en otro hecho no menos importante: repensar por qué razón ”las mujeres deseamos lo que deseamos, y cómo algunas cosas que deseamos responden a una expectativa masculina”. Marta Sanz señalaba la contradicción permanente en la que viven “las mujeres que hemos sido formadas con la visión masculina dominante, y que muchas veces nos destruye y nos mata”. En su reflexión sobre el deseo, la escritora incorporaba la manipulación con la excusa de la posibilidad de ofensa, que también forma parte de un pensamiento construido que hemos asumido como propio”, afirmó.

Los comportamientos puritanos

Su reflexiones continuaron en dilucidar cómo se ha naturalizado el abuso, cuáles son los “volantines intelectuales” para justificar pensamientos injustificables, y con un toque de atención contra los comportamientos puritanos. Narró el caso, sufrido por ella misma, cuando le hicieron un escrache feminista en la presentación de una novela de Elena Garro, en la que la faja del libro la presentaba como mujer de Octavio Paz, amante de…, etc. “Hubo personas que no pensaron si yo era complice o no de esa faja”, una situación absurda, que le llamaba a su vez a alertar sobre los comportamientos viscerales.  

Definiciones

Feminazi: para Marta Sanz, es “un insulto basado en la falsedad de identificar el feminismo a un pensamiento autoritario devastador y mortífero. Es falso, rebuscado, perverso. Las víctimas del feminismo son las mujeres. Se trata de una insulto demoledor basado en una percepción de la realidad malsana e incluso enferma. Nosotras no hablamos de machinazis, hablamos de machirulos”, puntualizó.

Feminismo liberal: “Un oxímoron que abre la brecha de la desigualdad”
Persona: “El rostro es la máscara, como dijo Bergman”.

Objetivos

-“Introducir la temática en la agenda política.
-Mantener la presión. “El camino está abierto”.
-Leer a Octavio Salazar, para modificar el estereotipo del machote luchador, triunfador, héroe en las guerras”.
-Hablar de feminismo como palabra de transformación global para que no se reduzca a un modo y radicalice masculinidades abiertamente carpetovetónicas.
-Atender la contraofensiva de los medios de comunicación, cuando la difusión es fundamental sobre el maltrato.

Se trata, afirmó, “de reconstruir, críticamente, la masa sumergida rompiendo el hielo. “Yo vivo esperanzada gracias al feminismo”, dijo Marta Sanz.

María Tomás